En mis andanzas siempre me adentré por caminos intrincados.
Mas en uno hallé una curiosa valla.Sus múltiples colores mi curiosidad despertó.
Me encarame y al asomarme al otro lado
vi un paisaje idéntico por el que vine y al girar mi cabeza asombrado contemplé
unas hermosas y elegantes nalgas cuyas piernas hacían por trepar por tal curiosa valla.
Estiré mí brazo y con un empujón ayudé a pasar al otro lado.
En ese mismo instante noté que me empujaban para caer al otro lado.
Que curioso, caí al otro lado y todo era igual pero...
Antes de intentar mi acrobacia dejé mí sombrero orilla de la valla y...
Estaba al otro lado también, pero boca abajo.
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